lunes, 20 de febrero de 2012

Deudas peligrosas

Luego de un período de estabilidad cambiaria, los préstamos que individuos y empresas toman en moneda extranjera tienden a subir, si la tasa de interés de esos préstamos es significativamente más baja que la de los créditos en moneda nacional. Estabilidad, para esos fines, no implica necesariamente que el tipo de cambio esté fijo. Es suficiente con que sus variaciones sean graduales, predecibles y menores que la diferencia entre las tasas de interés de los préstamos en moneda local y extranjera.

Eso es lo que ha venido sucediendo en la RD en los últimos años, lo que ha hecho que deudores que pueden aportar las garantías requeridas, hayan optado por dolarizar aunque sea una parte de sus pasivos.

El riesgo está en que el tipo de cambio se comporte de forma distinta a como ha venido haciéndolo. Si el deudor es un exportador que vende en moneda extranjera, la dolarización puede ser una decisión atinada, pues ese riesgo cambiario está compensado.

Pero si el deudor vende en el mercado local, el riesgo se mantiene, aún si cotiza sus productos en moneda extranjera. Esto así pues sus clientes tienen ingresos en pesos y podrían dejar de comprar si los precios suben.

En Hungría un gran número de adquirientes de viviendas tomó préstamos en francos suizos y euros. Había existido un período de estabilidad cambiaria entre esas monedas y el florín, la moneda local, y las tasas de interés eran muy diferentes. En el 2008, por ejemplo, la tasa de interés en florines era el 13% y sólo el 6% en francos.

Un millón de húngaros se endeudaron en francos, deben el equivalente a 22 mil millones de dólares, y hoy lamentan su decisión porque el florín se ha devaluado en un 40% frente al franco. El gobierno está forzando a los bancos para que absorban parte de la pérdida, obligándolos a dar un descuento del 25% a quienes paguen el total de su deuda antes de que termine este mes de febrero.

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